La mejor forma de escribir es a través de la propia experiencia. Por eso, puedo decir que hay claros beneficios de la actividad física en el autismo. Aquellos que habéis leído algún artículo anterior, nos seguís en redes sociales o visitáis la web de juguetes para niños con autismo, ya conocéis que el motor de esta modesta iniciativa nació gracias a mi hijo Andrés, un maravilloso niño de 9 años con autismo.
Andrés es un ejemplo más de cómo el deporte y la actividad física ofrece claros beneficios en el bienestar de niños con autismo. Como os hemos explicado hace un tiempo, mi hijo ha estado realizando surf terapéutico con Més que Surf (podéis leer la entrevista con su fundador, Adrián Esteve), hace un curso de piscina con un monitor de refuerzo y desde hace unos meses ha descubierto el placer de correr. Me pide constantemente correr y le proporciona una sensación beneficiosa. Anteriormente, compramos una cama elástica durante el confinamiento en la pandemia que nos ha ayudado mucho a liberar estrés. En definitiva, que siempre hemos tenido claro que el ejercicio y la actividad física era una ayuda para Andrés.
Y es que la actividad física es mucho más que mover el cuerpo: es una herramienta transformadora que contribuye al bienestar físico, emocional y sensorial de las personas autistas. Numerosos estudios e investigaciones han demostrado que el ejercicio regular no solo mejora la salud general, sino que también ayuda a reducir los desafíos asociados al autismo. En este artículo, exploraremos cómo el movimiento puede convertirse en un aliado para el bienestar integral.
Beneficios comprobados de la actividad física
Hay múltiples estudios que hablan de los beneficios de la actividad física para el autismo, especialmente en los niños que son la etapa en la que más expuestos están a unos estímulos que todavía tienen que aprender a filtrar. Estos que os indicamos son únicamente los 4 más destacados, pero hay más y que están relacionados con estos que explicamos:
- Procesamiento sensorial y reducción de la sobrecarga
Muchas personas autistas experimentan dificultades al procesar estímulos sensoriales. Actividades físicas como el yoga, la natación o los juegos al aire libre permiten organizar y regular estos estímulos, ayudando a aliviar la sobrecarga sensorial. Según Anabel Cornago, referente en recursos para el autismo, el movimiento es una forma poderosa de cuidado sensorial. - Regulación emocional
El ejercicio fomenta la liberación de endorfinas, conocidas como las “hormonas de la felicidad”, que reducen la ansiedad y mejoran el estado de ánimo. Un estudio reciente publicado en el Journal of Autism and Developmental Disorders (2023) reveló que el aumento de la actividad física está directamente relacionado con menores niveles de ansiedad y depresión en niños y adolescentes autistas. - Rutina y predictibilidad
Establecer actividades regulares, como caminatas, saltos en cama elástica o juegos en un parque, proporciona una estructura diaria que disminuye el estrés asociado a la incertidumbre. Este beneficio no solo impacta en el bienestar emocional, sino que también promueve un entorno seguro y predecible para la persona autista. - Desarrollo social y habilidades motoras
Participar en actividades físicas en grupo, como deportes o juegos al aire libre, puede fomentar el desarrollo de habilidades sociales, como el trabajo en equipo y la comunicación. Además, mejora la coordinación motora gruesa y fina.
En este sentido, hemos estado hablando con Sara, nuestra querida psicóloga que está con Andrés desde hace 5 años, y le ha parecido una buena idea potenciar ese gusto por correr y buscar algún club de atletismo en el que pudiera encajar. Ya os contaremos cómo nos va en esta búsqueda.
Ideas para incorporar el movimiento en la vida diaria
- Juegos al aire libre: Actividades como el frisbee, la cometa o los columpios son ideales para trabajar el movimiento y la coordinación. Visita nuestra sección de juguetes al aire libre para encontrar opciones diseñadas especialmente para niños autistas.
- Yoga y estiramientos: Estas prácticas no solo relajan el cuerpo, sino que también ayudan a reducir la ansiedad y mejorar la flexibilidad.
- Actividades acuáticas: La natación es especialmente beneficiosa por su efecto calmante y su capacidad para trabajar el sistema sensorial.
- Ejercicios de salto: Saltar en camas elásticas o realizar carreras en circuitos es divertido y promueve la regulación sensorial.
El movimiento como herramienta
Fomentar la actividad física en personas autistas no es solo una estrategia terapéutica, sino una forma de empoderamiento que mejora su calidad de vida. Desde pequeñas caminatas hasta juegos organizados, cada movimiento cuenta. Como bien dice Anabel Cornago: “Moverse no significa hacerlo perfecto, sino disfrutar del proceso”.
Explora nuestras opciones en la sección de juguetes al aire libre y descubre cómo puedes integrar actividades físicas adaptadas a las necesidades de tu hijo o hija.
Fuentes consultadas
- Cornago, Anabel. El sonido de la hierba al crecer.
- Journal of Autism and Developmental Disorders (2023). Effects of Physical Activity on Anxiety and Depression in Autistic Children.
- Recursos propios de juguetesazules.com.