Soy padre de un niño con autismo y cada verano siento que empieza una pequeña odisea: sin colegio ni actividades extraescolares, las mañanas se alargan, los ritmos se difuminan… y tanto él como nosotros, los padres, lo notamos. Por eso quiero compartir cómo he dado forma a una rutina de verano para mi hijo con autismo, y qué juguetes hemos utilizado para ayudarnos a estructurar todo este proceso.
Por supuesto, es importante tener en cuenta que cada niño es totalmente diferente y lo que le sirve a mi hijo Andrés, no tiene porqué servirle a tu hijo o hija. Aunque sí creo que crear una rutina veraniega para niños con TEA es totalmente básico para el bienestar de nuestros niños.
¿Por qué las rutinas son un salvavidas en verano?
Cuando el colegio termina, la falta de estructura puede desorientarles. Como explican en Circle City ABA, prestigioso centro basado en ABA (Análisis del Comportamiento Aplicado): “Mantener una rutina consistente… es crucial, ya que la previsibilidad les ayuda a sentirse seguros y reduce la ansiedad”. Y es exactamente esa previsibilidad la que trato de darle a nuestros días. Es importante recordar que la incertidumbre es uno de los grandes retos que deben superar nuestros niños dentro del espectro del autismo.
Otro centro, BlueSprig Autism, señala que una rutina estructurada en verano no solo evita la regresión de habilidades, sino que “les ayuda a practicar habilidades importantes como interacción social, comunicación y cooperación”.
Cambiando de tema, tengo que haceros una pequeña confesión. Uso más fuentes de información provenientes de centros de Estados Unidos por una simple razón: hay mucha información disponible y, para nuestro caso, nos da igual que sea de un país y otro, ¿verdad?.
Rutina con alma, no con rigidez
Sé que la palabra “rutina” asusta, como si todo fuera encorsetado. Pero la rutina no significa rigidez absoluta. Hay espacio libre en el que puedes planear planes divertidos y espontáneos: solo necesitas avisar a tu hijo con antelación y apoyo. Esto es lo que hemos hecho en casa: mantenemos los horarios clave —levantarse, actividad principal de la mañana, comer, actividad de la tarde, dormir—, pero dejamos espacio para piscina improvisada o un paseo tranquilo.
Un ejemplo muy personal. A mi hijo le va muy bien usar los pictogramas y un planificador temporal del día. Cuando le anticipamos lo que tiene que hacer durante el día, le anticipamos las actividades, él se siente mucho más seguro. Sin embargo, como no siempre todo es perfecto, a veces tenemos que modificar el plan establecido. ¿Cómo lo hacemos?
Usamos el mismo planificador y cambiamos un pictograma con otro y le explicamos. Le anticipamos ese cambio de una forma divertida. Incluso, he añadido una novedad que parece que está funcionándole muy bien y consiste en usar los dedos de la mano, en el que cada dedo es una opción que él puede elegir. Solo le damos dos o tres opciones a elegir. Y siempre será entre actividades que sabemos que le gusta. De esta manera, él puede sentirse seguro dentro de un cambio en la planificación que habíamos hecho.
Cómo organizo el día a día
Esto se trata solo de una explicación de nuestra forma de hacerlo, por lo que si te sirve alguna cosa, intenta replicarlo. Pero claro, no a todos los niños y niñas con autismo les puede funcionar de igual manera. Vamos a ello:
Horarios clave intactos: Intentamos conservar la hora de despertarse y acostarse —parece poco, pero marca la diferencia—. Mantener unos horarios regulares en los hábitos de acostarse y levantarse se convierten en piezas clave para el bienestar y la regulación emocional..
Horario visual: En casa contamos con un tablero visual (pictogramas de mañana, comida, juego, descanso…), algo que para expertos en autismo como nuestra psicóloga Sara García recomiendan claramente porque la rutina ofrece previsibilidad, confort y control sobre su entorno.
Actividades sensoriales y al aire libre: Incorporamos juegos de agua, bandejas sensoriales o juegos en parques que sabemos que no están muy saturados en los horarios en los que vamos. .Esto regula el procesamiento sensorial y reduce la sobrecarga. En nuestro caso, usamos mucho el patinete. Le encanta la sensación de velocidad y el movimiento le regula.
Aprendizaje suave y juegos estructurados: Aunque es verano, introduzco breves actividades educativas, puzzles o manualidades. Es una forma de mantener este tipo de actividades que realiza durante el año en clase y que él controla y siente satisfacción. En este sentido, a Andrés le encanta pintar y colorear algunos de sus personajes favoritos.
¿Qué categorías de productos de JuguetesAzules podrías encajar aquí?
Juguetes sensoriales: como bandejas sensoriales, arena o cubos de agua (para reforzar “actividades sensoriales verano autismo”).
Materiales visuales o pictogramas: por ejemplo, calendarios pictográficos o tableros visuales (vinculados a “planificar verano autismo rutinas visuales”).
Juguetes de aire libre: herramientas de jardinería, balones blandos o juegos adaptados para exteriores (“juegos al aire libre verano para niños TEA”).
Si tenéis otras experiencias positivas con algún juguete o producto, no dudes en comentármelo en redes sociales o debajo de este artículo y así podré después añadir en esas categorías productos concretos que tengáis en la web.
Reflexión final de un padre veraniego
Creo que este tipo de rutina de verano para niños con autismo nos permite tener una estructura necesaria. No es cuestión de control total, sino de dar señales claras a nuestros hijos: “sé lo que está pasando, y conmigo estás seguro”. Una rutina de verano para niños con autismo no significa días estrictos, sino estructura flexible con empatía y practicidad. En definitiva, un verano con estructura no es un verano sin alegría. Al contrario, es el escenario donde esa alegría puede crecer sin caos, con herramientas visuales, sensoriales y exteriores que apoyan tanto al niño como a sus padres.