Cómo crear un rincón sensorial en casa para niños con autismo

rincon sensorial

Hacía tiempo que había escuchado el concepto de rincón sensorial. Un pequeño oasis de calma para los niños con autismo. Pero no fue hasta hace unos días que la psicóloga Sara García, que lleva más de 5 años siendo nuestra referencia con Andrés, nos recomendó que en esta etapa más crítica de nuestro hijo tener un rincón sensorial podría ser una gran ayuda a aliviarle estos episodios recurrentes de meltdown.

Crear un rincón sensorial en casa puede marcar una gran diferencia para tu hijo o hija con autismo: un espacio tranquilo, adaptado, donde pueda relajarse, autorregularse y disfrutar de estímulos adecuados. En este artículo te cuento qué es, por qué ayuda, cómo montarlo paso a paso y qué juguetes o materiales pueden acompañarlo.

Qué es un rincón sensorial y por qué ayuda a los niños con autismo

Cuando hablamos de un rincón sensorial para niños con autismo, nos referimos a un espacio pensado y adaptado para responder a una realidad frecuente en el Trastorno del Espectro Autista (TEA): la hiper o hipo-sensibilidad sensorial. Según la Confederación Autismo España, muchas personas con TEA perciben los estímulos (como sonidos, luces, texturas) de forma distinta al resto.

Cuando el entorno no está adaptado, pueden generarse sobrecargas sensoriales que provocan estrés, ansiedad o conductas de escape. Un rincón sensorial ayuda a regular ese mundo interno y a dar al niño un refugio seguro.

Una vez ese espacio existe, no sólo se convierte en un lugar de calma, sino también en una herramienta de aprendizaje: para que él o ella descubra qué estímulos le ayudan, para que podamos prevenir crisis, para que seamos capaces de acompañar mejor. En definitiva: es parte del bienestar, del hogar que apoya.

Elementos básicos para un rincón sensorial eficaz

Aquí tienes los cuatro grandes grupos de elementos que conviene tener en cuenta al diseñar ese rincón sensorial. Cada uno vincula tanto aspectos informativos como oportunidades para introducir productos concretos.

1. Juguetes y materiales sensoriales

Estos objetos ofrecen estimulación controlada: tacto, movimiento, luz, sonidos suaves.
Por ejemplo, juguetes como el Juego Playfoam Set Sensorial permiten manipulación, tacto suave y juego libre; el Learning Resources Cool Down Cubes Sensory Fidget Set son ideales para momentos de autorregulación rápida.
La clave está en: poca cantidad al inicio, buena calidad, y observar cómo responde el niño.

2. Productos con lastre, capas, mantas, orejeras

Para muchos niños con autismo, la presión profunda o los movimientos controlados generan calma. La sobrecarga sensorial puede controlarse con estímulos adecuados.

Aunque no todos los niños reaccionan igual, tener una manta con peso o un chaleco sensorial puede formar parte del rincón.

3. Luz, sonido y ambiente visual adaptado

El rincón debe favorecer la regulación sensorial: evitar luces fuertes, ruidos estridentes, excesos de elementos visuales. La revista Cognitivo señala que “un espacio de calma o rincón sensorial” es un recurso muy útil en casa, con luces tenues, cojines, manta, zonas de menor estimulación.
Cognitivo

Por ejemplo, tener una lámpara de luz cálida, una alfombra suave, o una tienda-íntima como refugio pueden marcar la diferencia.

4. Espacio, estructura y seguridad

No basta con juntar objetos: el entorno debe transmitir seguridad, colaborar en la autorregulación, tener una estructura (aunque flexible) que el niño pueda anticipar. En entornos educativos se habla del “rincón de vuelta a la calma” para alumnado con alteraciones sensoriales: espacio accesible, sin grandes estímulos, con apoyos visuales y temporales.

Por tanto: define un rincón fijo o claramente localizado, establece reglas suaves (ej : “aquí vamos cuando necesito relajarme”), evita que se use como castigo, y permite que el niño participe en su decoración.

Cómo adaptar el rincón a cada edad o necesidad

  • Cada niño es único. Estas son algunas ideas para adaptar el rincón a distintas edades o necesidades.
  • Edad temprana (2-5 años): Más colores suaves, menos estímulos, juguetes grandes para manipular, espacio más protegido.
  • Edad intermedia (6-10 años): Juguetes más autónomos de autorregulación, área de lectura silenciosa, quizás auriculares de reducción de ruido.
  • Pre-adolescencia o alta sensibilidad: Más control visual y auditivo, quizá evitar luz azul, establecer rutinas de uso del rincón: “antes de merendar”, “cuando estoy inquieto”, etc.
  • Alta sensibilidad o crisis frecuentes: Incorporar observación de señales anticipadoras (por ejemplo inquietud, cubrirse oídos) y derivar al rincón como herramienta preventiva.

Importante: implicar al niño. Permitir que participe en decidir algún elemento (cojín, manta, color) refuerza la sensación de control y seguridad.

Ejemplos de rincones sensoriales en casa

Aquí tienes cuatro ideas inspiradoras (puedes adaptarlas a tu espacio, tu estilo, tu hijo):

Una tienda/cabaña con cojines suaves, luz tenue, manta de peso ligera, varios juguetes de tacto, y un libro sensorial.

Una esquina del salón con alfombra antideslizante, paneles de pared con materiales texturizados (por ejemplo cilindros sensoriales), auriculares de silencio para gestionar ruidos fuertes.

Un rincón de habitación compartida: separarlo visualmente con un biombo o cortina, tener cajas de juguetes sensoriales fáciles de recoger, una lámpara de fibra óptica o tubos de luz suave (kit multisensorial).

Una zona de transición: al entrar de la escuela o antes de dormir, el niño acude a este rincón durante 5-10 minutos para cambiar de ritmo, calmarse, prepararse para la siguiente actividad.

Consejos finales para mantener el rincón sensorial seguro y estimulante

Asegúrate de que los juguetes y materiales sean seguros (sin piezas pequeñas si riesgo de ingestión, lavables si se manchan, materiales adecuados a la edad).

Rotación de juguetes: no debe saturar, sino ofrecer novedad. Guarda algunos juguetes por separado y cambia cada cierto tiempo.

Observa, evalúa, ajusta. Cada niño reacciona distinto: si un material genera inquietud, retíralo. Si otro calma, úsalo más frecuentemente.

No lo uses como castigo. El rincón debe ser un espacio de calma, no de aislamiento forzado.

Involucra a toda la familia: que padres, hermanos comprendan qué es, cuál es su función y cómo respetar ese espacio.

Define una rutina: por ejemplo, “cuando me siento así (…), voy al rincón sensorial”, o “después del colegio nos damos 10 minutos de rincón”. La previsibilidad genera seguridad.

Comunicación: habla con tu hijo cuando lo use. ¿Le apetece que esté solo? ¿Prefiere compañía? ¿Qué sonido le calma? ¿Qué luz le resulta molesta?

Evolución: A medida que crece, quizá el rincón cambia. Más autonomía, más materiales sofisticados, quizás menos supervisión. Adáptalo.

Haz la prueba con el rincón sensorial

Si estás listo para crear ese rincón sensorial en casa, en nuestra tienda encontrarás una selección de juguetes sensoriales, mantas de peso, auriculares y kits adaptados al autismo, que pueden ayudarte a dar el primer paso. Explora las categorías, selecciona los materiales más adecuados para tu hijo y recuérdate: no se trata de tenerlo todo de una vez, sino de dar los pasos necesarios hacia un entorno que le dé seguridad, calma y bienestar.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies