Cuando mi hijo cumplió 8 años, noté un cambio que al principio no entendía. No sabía muy bien qué le podía estar pasando, pero algo no estaba bien. Se le veía agotado todo el tiempo, su tolerancia al estrés era casi nula y tareas cotidianas que antes hacía sin demasiados problemas, empezaron a convertirse en un reto para él. Él siempre ha sido un niño muy activo y le gusta estar haciendo cosas. Por eso, no dudé en preguntar a los profesionales que le están llevando en consulta. Me dijeron que esta situación podía ser por estar experimentando un burnout autista.
Yo no sabía muy bien en qué consistía esa palabra, la verdad, así que les pedí que me lo explicaran de una forma fácil de entender. Y me dijeron que mi hijo estaba muy agotado sensorialmente y necesitaba descansar. Que era algo temporal y que estuviera atento por si se mantenía ese estado demasiado tiempo. Por suerte, en unos días, mi hijo volvió a ser ese torbellino de sonrisa hechizante.
¿Qué es el burnout en el autismo?
El burnout autista es un estado de agotamiento extremo que afecta a las personas autistas tras un periodo prolongado de sobreesfuerzo. Se caracteriza por fatiga intensa, dificultad para realizar actividades habituales y un aumento en la sensibilidad sensorial y emocional. Según el estudio de Higgins et al. (2021), “el burnout autista no es simplemente estrés, sino un estado crónico de desgaste físico y emocional que puede llevar a una pérdida de habilidades y a un mayor aislamiento” .
Causas y detonantes
El burnout no aparece de la noche a la mañana; es el resultado de una acumulación de esfuerzo sostenido para lidiar con las demandas del entorno. Algunas causas comunes incluyen:
- Exigencias sociales constantes: Intentar enmascarar sus dificultades para encajar puede agotar a los niños autistas (Mantzalas et al., 2022, Fuente).
- Sobrecarga sensorial continua: La exposición prolongada a ambientes ruidosos o caóticos genera estrés acumulativo.
- Falta de descanso adecuado: No tener suficientes pausas para recuperarse intensifica el agotamiento.
- Exigencias académicas o cambios constantes en la rutina: La rigidez de los entornos escolares puede generar un desgaste emocional profundo.
¿Cómo diferenciar el burnout de otros estados como el shutdown o meltdown?
- Meltdown: Es una reacción intensa e inmediata al estrés.
- Shutdown: Es una retirada temporal como mecanismo de protección.
- Burnout: Es un desgaste prolongado que afecta la función general del niño y puede tardar semanas o meses en recuperarse.
Señales de burnout autista
Como expliqué en el caso concreto que pudimos ver en mi hijo, existen algunas señales que pueden indicar que un niño está sufriendo burnout. Como siempre decimos, cada niño es único y puede tener uno o varias de estas señales:
- Fatiga extrema y constante.
- Pérdida de habilidades adquiridas (por ejemplo, dejar de hablar tanto como antes).
- Mayor irritabilidad o ansiedad.
- Aislamiento y rechazo a actividades que antes disfrutaba.
- Mayor sensibilidad a luces, ruidos o texturas.
¿Cómo ayudar a un niño con burnout?
Cuando mi hijo atravesó el burnout, me explicaron que lo primero que teníamos que hacer era reducir las exigencias y permitirle recuperar energía. Así que nos pusimos a ello. Os compartimos algunas de las acciones que se suelen hacer para ayudar a superar este estado:
- Reducir la carga de actividades: Disminuir las demandas diarias y priorizar el descanso.
- Crear un entorno predecible y seguro: Evitar cambios bruscos y ofrecer rutinas claras.
- Validar sus emociones: Permitirle expresar su agotamiento sin presionarlo a “superarlo rápido”.
- Fomentar tiempos de descanso y actividades relajantes: Momentos de desconexión, como escuchar música suave o estar en un espacio tranquilo, pueden ayudar.
- Buscar apoyo profesional: Terapias especializadas pueden enseñar estrategias de autorregulación.
Prevención del burnout
Sabemos que muchas veces, en nuestro día a día, es difícil estar siempre alerta a cambios que puedan provocar situaciones como las que hemos ido explicando. Sin embargo, el burnout podría prevenirse si se identifican los signos en una fase temprana. Algunas estrategias para evitarlo incluyen:
- Permitir tiempos de recuperación después de situaciones estresantes. Ofrecerle al niño o niña tiempo para asimilar las experiencias e impactos recibidos.
- Promover una comunicación abierta para que el niño pueda expresar su nivel de agotamiento. Esto en el caso de que sea oral. De no ser oral, pero le ves muy cansado o cansada, ofrécele tiempo de descanso.
- Adaptar el entorno escolar y social para reducir la presión y el enmascaramiento. Esta situación puede ser especialmente adecuado para niños que vayan a escuelas ordinarias con las adaptaciones necesarias. Pero incluso en el caso de niños que puedan ir a escuelas especiales, los cambios de clase o de tutores pueden provocarles estas situaciones de estrés y presión.
Juguetes que pueden ayudar a un niño con burnout autista
Como siempre intentamos decir en Juguetes Azules, los juguetes pueden ser una herramienta poderosa para ayudar a los niños a reducir el estrés y recuperar energía. Algunas opciones recomendadas incluyen:
- Juguetes sensoriales: Materiales como plastilina, arena cinética o pelotas antiestrés pueden ofrecer una vía de escape para la sobrecarga sensorial.
- Puzzles y juegos de construcción: Actividades como LEGO o rompecabezas pueden proporcionar un enfoque relajante y estructurado.
- Columpios y hamacas: El movimiento rítmico puede ayudar a la regulación emocional y a la relajación.
- Luces y proyectores relajantes: Lámparas de lava o proyectores de estrellas crean ambientes calmados ideales para la recuperación.
- Peluches con peso: Ofrecen una sensación de seguridad y confort similar a un abrazo.
El burnout en niños con autismo no es una simple “fatiga”, sino un estado de agotamiento que requiere atención y estrategias adecuadas. Como padres, nuestra labor es aprender a reconocer los signos y adaptar el entorno para que nuestros hijos no lleguen a ese punto de desgaste. Como menciona el estudio de Raymaker et al. (2020), “el burnout autista no se soluciona con más esfuerzo, sino con un ajuste adecuado de las demandas del entorno”. Entenderlo y actuar a tiempo marcará una gran diferencia en su bienestar y calidad de vida.